Hasta allí se fueron Maggie y Greg, abogados de Atlanta, que decidieron que su boda no sería nada convencional.
Tenían muy claro lo que querían: "Buena comida y buena diversión."
Las invitaciones y el "save the date" fueron diseñados y dibujados por Maggie.
Al llegar a la celebración los invitados se encontraron con un detalle de bienvenida: una coca-cola, una botellita de whisky americano, y un paquete de cacahuetes de Georgia.
Los ramos de peonías, jazmín, rosas de jardín, y ranúnculos en jarrones de cristal vintage complementaron al camino de mesa de 12 metros que Maggie creó cosiendo juntos cientos de tapetes decorativos.


También dispusieron cacahuetes tostados en la recepción para cada uno de los invitados (una especie de barra de cacahuetes) para poder picotear algo a lo largo de toda la noche.
La tarta de bodas estaba decorada con una peonía coral gigante y estaba rellena de coco.
Como recuerdo, cada invitado se llevó a casa un trocito de Georgia: una mermelada hecha en la ciudad natal de la novia.
En Estados Unidos es tradicional que los novios abandonen el banquete (o recepción, como lo llaman ellos) para irse de viaje de novios. Para este precioso momento entre vengalas, Maggie se cambió de vestido y se puso uno corto mucho más cómodo y unas botas camperas.
Todas las fotografías de esta entrada están hechas por Heidi Geldhauser de Our Labor of Love y localizadas a través de la web de Martha Stewart.
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