Magosto, Castanyada, Amagüestu, Gaztainerre, Calbote, Chaquetía.... son las distintas denominaciones de la fiesta de la castaña en varios puntos de España. A nivel internacional se la conoce como
chestnut party.
Una fiesta estupenda que podemos celebrar en cualquier sitio: compramos castañas, las asamos.... ¡y las comemos!
Cuando comienza a hacer frío, las castañas asadas son una forma fantástica de calentar las manos primero y el estómago después.
Además, pueden convertirse en la decoración perfecta para una boda de otoño, sobre todo si tenemos en mente una boda rústica con una combinación de colores que incluya tonos tonos tierra, arpillera, papel kraft...
Podemos usarlas para completar los centros de mesa.
Pero si no tenemos una boda a la vista podemos usarlas igualmente para darle un aire nuevo a la decoración de la casa con un rinconcito otoñal lleno de velas y castañas.
Pero volviendo a las bodas... os mostramos una idea fantástica para amenizar la noche, hacer entrar en calor a los invitados y ofrecerles un tentempié durante el baile. ¿Cuál? Pues poner un puesto de castañas asadas. Con un buen saco de castañas, un fuego potente y una sarten vieja nos montamos un puestecito de castañas.
Si os parece que lo del fuego se os iría un poco de las manos, hay una alternativa.... en la mesa de dulces añadir marron glacé. Otra deliciosa forma de comer castañas.
Y para que todos se vayan de la fiesta con un buen sabor de boca ¿Qué os parece si, como detalle, regalamos a todos los invitados unas piezas de este exquisito postre para que lo saboreen tranquilamente en casa recordando lo bien que lo han pasado en la celebración?
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